Cuando vuelves la vista atrás y recuerdas la infancia siempre hay algunos recuerdos más marcados que otros, imágenes vívidas que te trasladan a otro tiempo y siempre te dejan con una sonrisa en la boca. Yo me recuerdo siempre en el parque de la Colonia, jugando con el resto de los niños pero parándome siempre, una y otra vez en el mismo lugar, quieta, fascinada por esas señoras mayores que se dedicaban a mover palitos de un lado a otro, dando como resultado preciosas puntillas. Ya en aquellos momentos pensaba que, de mayor, quería ser como ellas pero, la vida nunca suele terminar desarrollándose como los sueños de un niño desean. ¿O no?, porque por uno de esos quiebros inesperados del destino me vi plantada hace cosa de un año y poco frente a un grupo de bolilleras, entre las cuales ¡había una profesora! ,¡y en mi propio pueblo!. Así que no lo pensé dos veces y me lancé de cabeza a aprender; y como suponía no sólo me gusta, me encanta y tiene un plus importante, ahora puedo hacerme ...
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